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Objeto de estudio e interés
El presente estudio no está referido a las enseñanzas del Buda, al budismo como doctrina, filosofía o sistema de prácticas; sino a la particular experiencia de contacto con lo Profundo de Siddharta Gautama, el Buda, y su Camino para llegar a ella.
Su modo de entrar, de “colocarse”, es el objeto del estudio que realizaremos con el interés de detectar antecedentes históricos de nuestra Disciplina Mental.
Intentaremos un estudio metodológico con el interés adicional de utilizar luego la misma metodología de investigación para otros personajes significativos, como podría ser el caso de Lao Tsé.
Preguntas metódicas para la investigación:
1. Proceso:
¿En qué momento histórico se produce el Contacto del Buda con lo Profundo?
¿Qué antecedentes y qué consecuencias se verifican del Contacto?
2. Relación:
¿En qué condiciones y relaciones con el medio logra el Contacto?
Otros casos concomitantes de Ascesis.
3. Composición:
¿Cómo se produce el Contacto?
Los pasos de la Entrada a lo Profundo.
Definiciones
Se tratan aquí los conceptos fundamentales de esta investigación, según el lenguaje
utilizado en el canon pali para describirlos.
El Nirvana:
estado descripto alternativamente en el canon pali como la liberación definitiva del sufrimiento, la extinción de los fuegos de la avidez, el odio y la ofuscación, la superación de todo deseo y apego a lo impermanente e insubstancial, la visión cabal de la realidad, la completa iluminación.
El Buda mismo, se ha limitado a mencionar al Nirvana como un estado totalmente libre de sufrimiento, imposible de describir en palabras: lo Innombrable.
Un estado, según él, alcanzable por todo ser humano.
El Camino Medio:
El Camino del Buda propone conocer y ver las cosas por uno mismo,
experimentarlas por sí mismo, gracias a cinco facultades: fe, energía, atención,
concentración y sabiduría. Evitando por igual los extremos de la entrega a los placeres de los sentidos y de las prácticas de mortificación personal, el Camino Medio persigue la visión cabal de la realidad, la liberación mediante la gnosis, aplicando inicialmente algunas de las abstracciones meditativas del yoga tradicional y pasando luego a contemplar, ecuánimemente, los factores de impermanencia e insubstancialidad que caracterizan a todos
los fenómenos de la existencia, incluido el propio “yo”.
Impermanencia (anacca):
todo lo que se manifiesta es transitorio, las cosas, los agregados
y composiciones mentales, son transitorios, surgen dependientemente y luego desaparecen.
Según el Buda lo único no-impermanente es el Nirvana.
Insubstancialidad (anatta):
las cosas no tienen substancia, identidad ni naturaleza fija;
el “yo”, lo “mío”, es todo ilusorio e insubstancial.
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Desarrollo
1- Proceso. Breve contexto histórico. Antecedentes y consecuencias.
En el siglo VI antes de nuestra era, en la región septentrional de la India cercana a la frontera
con Nepal y sobre la cuenca del Ganges, convivían el antiguo brahmanismo ritualista de origen
ario con los movimientos prevédicos de ascetas itinerantes. Según menciona A.Solé-Leris en
el Majjhima Nikaya: “Los rituales del brahmanismo de tradición védica (introducidos por las
invasiones arias procedentes de lo que constituye actualmente más o menos Irán y demás
territorios entre el golfo Pérsico y el mar Caspio) eran de exclusiva competencia de la casta de
los brahmines, considerada superior por su naturaleza sacerdotal. A esta tradición del
brahmanismo ritualista, de origen ario, se contraponía toda una tradición autóctona, prevédica
y mucho más individualista: la de los ascetas itinerantes que, siempre persiguiendo el progreso
espiritual según sus propias concepciones, viajaban de un lugar a otro, solos o en compañía
de sus discípulos, dedicándose a prácticas ascéticas, predicando y viviendo por lo general de
las ofrendas de comida que les hacían los seglares. Las creencias y prácticas espirituales de
estos ascetas itinerantes eran muy heterogéneas, y muy distintas de las del brahmanismo. La
mayoría de ellos creían en la ley del karma, la sucesión de existencias y la posibilidad de
liberarse de ella por medios soteriológicos (salvacionales) como el ascetismo y la meditación
yóguica.“
En este contexto cultural nace Siddharta Gotama quien, según cuenta la leyenda, a los 29
años tiene cuatro encuentros muy significativos: con un hombre enfermo, un viejo, un cadáver
y finalmente un asceta en meditación. A partir de estas experiencias comienza su fuerte
búsqueda por liberarse de un tipo de vida sometida a la enfermedad, la vejez y la muerte, o
sea, al sufrimiento.
Liberarse definitivamente del sufrimiento y trascender la muerte a través de la completa
iluminación, salir de los ciclos de nacimiento, muerte y renacimiento que convierten en
eterno al sufrimiento según las creencias vigentes, fue el motor profundo de su
búsqueda espiritual.
El Buda comienza su práctica entre los ascetas itinerantes, aprendiendo sucesivamente junto a
dos maestros las abstracciones meditativas del yoga, y abocándose luego a prácticas
ascéticas extremas de ayuno y automortificación. Según cuenta la leyenda, habiendo llegado
al borde de la muerte por inanición, el Buda rememora un día una experiencia de su infancia
donde, inesperadamente, quedó sumido en estado de trance yogui (samadhi) con registros
propios del éxtasis y gran claridad mental. Comprende entonces la importancia de disponer de
mayor potencial energético, decide desechar el ascetismo extremo y comienza a construir su
Camino Medio de ascesis.
Por la significación de este momento, crucial en el proceso del Buda y a la vez brillante
ejemplo de reflexión meditativa, quisiéramos introducir aquí un extracto del sermón N° 36 del
Majjhima Nikaya. Según dicho texto, el Buda relata a Saccaka Aggivesana, hijo de los
Niganthas:
“Entonces, Aggivesana, pensé: “¿Y si dejara de comer del todo?”. Entonces los dioses se me
acercaron y me dijeron:
Señor, no dejéis de comer del todo. Si lo hacéis, os alimentaremos con la comida de los
dioses a través de los poros de la piel y os sustentaréis con ella.
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Entonces pensé:
“Si afirmo que practico la abstinencia pero los dioses me alimentan
con su comida y me sustento con ella, entonces estaré mintiendo. De manera,
Aggivesana, que desistí diciendo a los dioses: “Está bien”.
Después, Aggivesana, pensé: “¿Y si comiera sólo un poco cada vez, una sola cucharada de
sopa de judías o de lentejas o de garbanzos o de guisantes?”. Así lo hice y mi cuerpo quedó
extenuado. De comer tan poco, mis miembros parecían los tallos de una enredadera marchita,
mi trasero la pezuña de un buey, mis vértebras las cuentas de un abalorio, mis costillas
sobresalían como las canaletas de un tejado en ruinas, mis ojos se hundían en sus órbitas
como el agua en un pozo profundo, mi cuero cabelludo se arrugaba y encogía como una
calabaza verde y amarga que, arrancada antes de tiempo, expuesta al viento y al sol, se
arruga y encoge. La piel del vientre llegó a pegarse a mi espina dorsal y, si se me ocurría
tocarla, era mi espina dorsal lo que tocaba; si se me ocurría tocar mi espina dorsal, era la piel
de mi vientre lo que tocaba. Cuando tenía que hacer mis necesidades, me caía de bruces allí
mismo.
Aggivesana, si trataba de aliviarme dándome friegas, el pelo, podrido en sus raíces, se
me caía a medida que me iba dando friegas.
Aggivesana, algunos hombres al verme decían: “El asceta Gotama es negro”; otros decían: “El
asceta Gotama no es negro sino moreno”; otros decían: “El asceta Gotama no es negro ni
moreno, es amarillo”. Hasta ese punto, Aggivesana, el puro y limpio color de mi piel se
deslució, y todo ello de comer tan poco.
Entonces pensé: “Ha habido en el pasado, habrá en el futuro y hay también hoy en día,
ascetas y brahmines que han experimentado dolores penetrantes y punzantes provocados por
el esfuerzo, pero no los hay que en nada superen a éstos. Sin embargo, no he llegado a través
de ellos a ningún estado sobrehumano ni a ningún conocimiento y visión propios de los
Nobles, ¿no habrá otro camino hacia la iluminación?”.
Entonces, Aggivesana, recordé: “Un día, cuando mi padre, del clan de los Sakyas, estaba
trabajando, yo me encontraba sentado tomando la fresca a la sombra de un árbol. Allí,
apartado de los deseos de los sentidos, apartado de lo que es perjudicial, alcancé y permanecí
en la primera abstracción meditativa, en la que hay gozo y felicidad nacidos del apartamiento y
va acompañada de ideación y reflexión.
¿No podría ser ése el camino hacia la iluminación?”.
Y, Aggivesana, a la luz de aquel recuerdo, comprendí:
“Éste es el camino hacia la iluminación”.
Entonces, Aggivesana, pensé: “¿Por qué temer a una felicidad que no tiene nada que ver con
los placeres de los sentidos ni con lo que es perjudicial?”.
ÑY, Aggivesana, me dije: “No temo a esa felicidad que no tiene nada que ver con los placeres
de los sentidos ni con lo perjudicial”.
Entonces, Aggivesana, pensé: “No es fácil lograr esa felicidad con un cuerpo llegado a tanta
extenuación, ¿y si comiera algo sólido, arroz hervido y cuajada?”.
Así que, Aggivesana, comí algo sólido, arroz hervido y cuajada. En aquella ocasión me
acompañaban cinco monjes que pensaban: “Si el asceta Gotama logra la Enseñanza, nos lo
dirá”. Pero por tomar algo sólido, arroz y cuajada, se decepcionaron conmigo y se fueron
pensando: “El asceta Gotama se pega la buena vida, ha dejado de lado el esfuerzo dándose a
la buena vida”.
Así que, Aggivesana, tras ingerir comida sólida y haber recuperado fuerza, apartado de los
deseos de los sentidos, apartado de lo que es perjudicial, alcancé y permanecí en la primera
abstracción meditativa, en la que hay gozo y felicidad nacidos del apartamiento y va
acompañada de ideación y reflexión.”
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Así, por este camino medio entre el sensualismo y el ascetismo, el Buda va más allá de las
abstracciones meditativas aprendidas del yoga hasta lograr la “visión cabal de la perfecta
sabiduría”, alcanzando el Nirvana. Lo cual se produce tras 49 días de meditación bajo el árbol
Bo, el ficus sagrado en la ciudad Gaya1; luego de enfrentar en su mente el asedio de la diosa
Mara, con las torturas de sus demonios (torbellinos, inundaciones y terremotos) y las
tentaciones de sus hijas (Deseo, Placer y Pasión) que no logran de ningún modo interrumpir su
ascesis meditativa2.
Según la leyenda, lograda la completa iluminación, la mente del Buda Gotama vuelve a ser
acechada por Mara, quien intenta retenerlo en estado de éxtasis e introducirle la duda acerca
de la posibilidad que otros comprendan la enseñanza. Pero el Buda se sobrepone nuevamente
a su influencia y, movido por una profunda compasión hacia todos los seres, resuelve
convertirse en Maestro y difundir la Enseñanza. Según otra versión, esto sucede luego de la
aparición ante el Buda del Brahma Sahampati, el “rey de los dioses”, quien ruega al Bien
Encaminado que predique la Enseñanza.
En todo caso, la rueda de la Enseñanza comienza a girar en Varanasi (hoy Benarés), en el
Parque de los Ciervos Isipatana (hoy Sarnath, estado de Bihar)3.
2- Relaciones. Breve contexto social. Otros casos concomitantes de Ascesis.
Una gran efervescencia mística, religiosa y filosófica caracterizaba a la India del siglo VI antes
de nuestra era, comparable a la que se verificaba en ese mismo momento en la Grecia.
En oposición a los sacerdotes brahmanes, con sus rituales de sacrificio y privilegios de casta,
los shramanas, ascetas mendicantes y frecuentemente itinerantes, abandonaban la vida social
y se internaban en los bosques para entregarse al ascetismo y la meditación; para ellos, la
iluminación, la completa liberación, era accesible para todo ser humano, aún cuando el camino
para lograrlo exigiera de un gran esfuerzo y “sacrificio interior”4.
Podemos citar entre los shramanas a los dos maestros yogui con quienes comenzó el Buda su
aprendizaje espiritual: Alara Kalama y Uddaka Ramaputta.
Pero entre todos ellos, hay un caso que se destaca especialmente. Prácticamente coetáneo
con el Buda, surgió otro Maestro espiritual: Vardhamana Mahavira, fundador del jainismo. Con
una biografía muy similar, casi paralela a la del Buda y habiendo vivido y trasmitido su
enseñanza también en la región norteña del país, Mahavira se caracterizó en cambio por llegar
a la iluminación a través del ascetismo más estricto y la meditación, trabajando para ello
durante casi treinta años. En su visión, el ciclo interminable de nacimientos, muertes y
renacimientos al que estaba sometida la vida, era debido a las impurezas que ella contenía; de
las cuales sólo era posible liberarse mediante la automortificación, la meditación intensa y la
1 La mención de lugares geográficos la hacemos con la intención de complementar a futuro la presente
monografía con un estudio de campo, visitando los puntos aquí mencionados. El producido será incorporado
como anexo.
2 Como otras veces en el proceso de la conciencia humana, el sobreponerse al instinto, la superación del
temor y el deseo por el impulso de un propósito Mayor, lleva a estados de inspiración; en este caso, del más alto
nivel.
3 Idem nota 1.
4 Característicos de la efervescencia del momento eran los encuentros que a menudo solían producirse
entre brahmanes y shramanas, con grandes debates y disputas de ideas; los mismos cumplieron el rol de
“laboratorios” del pensamiento hindú, donde se establecieron las bases para el futuro desarrollo filosófico de la
India.
5
observación estricta del ahimsa, el principio de la no-violencia, para con todas las criaturas
vivas, incluso los animales e insectos.
Resulta notable en Mahavira, así como en el Buda, la gran fuerza y permanencia del
Propósito, el fervor, el “ardor ascético”5 que, en un caso a través de la automortificación
extrema y en otro del Camino Medio, los llevara hasta la completa iluminación, la entrada a lo
Profundo, el Nirvana.
3- Los pasos de la entrada a lo Profundo.
La secuencia de cuatro abstracciones meditativas materiales y cinco estados o abstracciones
meditativas inmateriales, realizada por Buda según la descripción del canon pali, es
claramente una Ascesis.
Las 4 abstracciones meditativas materiales se describen del siguiente modo:
1- Un monje, apartado del deseo de los sentidos, alcanza y permanece en la primera
abstracción meditativa, en la que hay gozo y felicidad nacidos del apartamiento y va
acompañada de ideación y reflexión.
2- Al cesar la ideación y la reflexión un monje alcanza y permanece en la segunda abstracción
meditativa, en la que hay gozo y felicidad nacidos de la concentración, está libre de ideación y
reflexión y va acompañada de unificación de la mente y serenidad interior.
3- Al desvanecerse el gozo, el monje permanece ecuánime, atento y lúcido, experimentando
con el cuerpo aquel estado de felicidad que los Nobles llaman: “Vivir feliz, atento y ecuánime”,
con lo que alcanza y permanece en la tercera abstracción meditativa.
4- Luego, al renunciar al placer, al renunciar al dolor, y previa desaparición de la alegría y la
aflicción, el monje alcanza y permanece en la cuarta abstracción meditativa, sin dolor ni placer,
completamente purificada por la atención y la ecuanimidad.
En los registros descriptos en estas primeras abstracciones meditativas, observamos clara
correspondencia con los primeros pasos de nuestra Disciplina Mental, particularmente con los
registros de concentración atencional y despeje de la mentación propios del Aprender a Ver.
Los 5 estados o abstracciones inmateriales:
Luego, al superar la percepción de formas materiales y con la desaparición de las
percepciones sensoriales, sin prestar atención a las percepciones de la multiplicidad,
atendiendo sólo al espacio ilimitado, el monje alcanza y permanece en el estado que tiene el
espacio ilimitado como base.
Luego, al superar el estado que tiene el espacio ilimitado como base, atendiendo sólo a la
conciencia ilimitada, el monje alcanza y permanece en el estado que tiene la conciencia
ilimitada como base.
5 Con la expresión “ardor ascético” en relación al Propósito, hacemos referencia a la fuerte carga emotiva,
devocional, asociada al mismo; expresión que evoca al sánscrito “tapas”, presente ya en el Rigveda donde Indra
obtiene la inmortalidad a través de la ascesis; y cuya raíz “tap” significa “calentar”, “estar hirviendo”.
Este fervor,
este “fuego interior” del tapas está muy presente no solo en el yoga, sino en las diferentes técnicas y caminos
ascéticos desarrollados en la India en el período que estamos estudiando.
Ver: M.Eliade. Historia de las ideas y
las creencias religiosas. T. I. Cap. 78.
6
Luego, al superar el estado, que tiene a la conciencia ilimitada como base, atendiendo sólo a
la nada, el monje alcanza y permanece en el estado que tiene a la nada como base.
Luego, al superar al estado que tiene a la nada como base, el monje alcanza y permanece en
el estado que se basa en ni percepción ni no percepción.
Luego, al superar el estado que se basa en ni percepción ni no percepción, el monje alcanza y
permanece en la cesación de la percepción y la sensación; y tras haber conseguido la visión
cabal de sabiduría, sus corrupciones son totalmente aniquiladas. Este ha dejado atrás todas
las adhesiones del mundo y camina, está de pie, se sienta y se acuesta sin temor.
En estos pasos de Ascesis del Buda observamos correspondencias notables con los últimos
pasos de nuestra Disciplina Mental:
•El registro de anacca, ver la impermanencia en todo, el surgir dependiente, tiene las
características del experimentado en el paso 9: “Ver la forma permanente en acción”.
El registro de ver la forma permanente actuando en todo: lo que “es-ahí-para-mí”, lo que “esahí-
para-otro”, lo que “es-ahí-para-nosotros”, lo que “es-ahí-para-todos”; la forma acto-objeto,
conciencia-mundo manifestándose en todo como fluir existencial, indisoluble e incesante,
independientemente de la diversidad fenoménica, es muy próximo al registro de ver la
impermanencia en todo del Buda. Ver el surgir y declinar de todo fenómeno manifestado, sea
subjetivo u objetivo, el surgir dependiente del acto y el objeto que lo completa, es ver el
encadenamiento, en mí, en otros, en todo. El registro de ver la intencionalidad actuando no
sólo en la propia conciencia sino en todas las conciencias, es claramente equivalente al estado
descripto por el Buda como “atender a la conciencia ilimitada”.
•El registro de anatta, ver la insubstancialidad en todo, tiene las características de la
“suspensión del yo” propia del paso 10: “Ver lo que no es movimiento-forma”.
Al buscar el ámbito de lo que no es movimiento-forma, lo que no es encadenamiento, por
desasimiento6 de todo lo que sea manifestación, como representación o como acto, puede
llegarse al registro de “suspensión del yo”; registro que parece asemejarse en mucho al
descripto como estado de ni percepción, ni no percepción en la Ascesis del Buda.
Finalmente, observamos plena correspondencia entre los registros descriptos en el último paso
de la Ascesis del Buda y las descripciones de la Psicología IV de Silo en el capítulo “El acceso
a lo Profundo”.
Dice el Buda: “al superar el estado que se basa en ni percepción ni no percepción, el monje
alcanza y permanece en la cesación de la percepción y la sensación”. Lo cual se corresponde
claramente con la descripción del Psicología IV: “Continuar en la profundización de la
suspensión hasta lograr el registro de "vacío", significa que nada debe aparecer como
representación, ni como registro de sensaciones internas. No puede, ni debe, haber registro de
esa situación mental”.
Llegado este punto de la Ascesis, la visión cabal de sabiduría descripta por el Buda se
corresponde evidentemente con la denominada en Psicología IV experiencia de
Reconocimiento, máxima expresión de la conciencia inspirada.
6 Desasimiento: acto de soltar, desprender lo asido; desapego. Diccionario de la Real Academia Española.
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Resumen
Con el interés de detectar antecedentes históricos de nuestra Disciplina Mental definimos
como objeto del presente estudio la particular experiencia de contacto con lo Profundo de
Siddharta Gautama y su camino para llegar a ella.
Nos planteamos tres preguntas metódicas:
1. Proceso:
¿En qué momento histórico se produce el Contacto del Buda con lo Profundo?
¿Qué antecedentes y qué consecuencias se verifican del Contacto?
2. Relación:
¿En qué condiciones y relaciones con el medio logra el Contacto?
Otro casos concomitantes de Ascesis.
3. Composición:
¿Cómo se produce el Contacto? Los pasos de la Entrada a lo Profundo.
Al estudiar el contexto histórico en el que se produce el acceso a lo Profundo del Buda, nos
ubicamos en el siglo VI antes de nuestra era en la región septentrional de la India cercana a la
frontera con Nepal y sobre la cuenca del Ganges. Allí convivían el antiguo brahmanismo
ritualista de origen ario, de exclusiva competencia de la casta de los brahmines; y los ascetas
itinerantes, con una tradición autóctona, prevédica y mucho más individualista. La mayoría de
ellos creían en la ley del karma, la sucesión de existencias y la posibilidad de liberarse de ella
por medios soteriológicos (salvacionales) como el ascetismo y la meditación yóguica.
En este contexto cultural surge Siddharta Gotama; quien, según cuenta la leyenda, tiene
cuatro encuentros muy significativos: con un hombre enfermo, un viejo, un cadáver y un asceta
en meditación. A partir de estas experiencias formula su Propósito: liberarse definitivamente
del sufrimiento y trascender la muerte, lograr salir de los ciclos de nacimiento, muerte y
renacimiento que convierten en eterno al sufrimiento, a través de la completa
iluminación.
El Buda comienza sus búsquedas entre los ascetas itinerantes, aprendiendo sucesivamente
junto a dos maestros las abstracciones meditativas del yoga y abocándose luego a prácticas
ascéticas extremas de ayuno y automortificación. Según cuenta la leyenda, habiendo llegado
al borde de la muerte por inanición, el Buda rememora un día una experiencia de su infancia
donde, inesperadamente, quedó sumido en estado de trance yogui (samadhi) con registros
propios del éxtasis y gran claridad mental. Comprende entonces la importancia de disponer de
mayor potencial energético, decide desechar el ascetismo extremo y comienza a construir su
Camino Medio de Ascesis.
Por este camino medio entre el sensualismo y el ascetismo, el Buda va más allá de las
abstracciones meditativas aprendidas del yoga hasta lograr la “visión cabal de la perfecta
sabiduría”, alcanzando el Nirvana, la entrada a lo Profundo.
Logrado el Contacto y movido por una profunda compasión hacia todos los seres el Buda
resuelve convertirse en Maestro y difundir la Enseñanza.
Prácticamente coetáneo con el Buda, surgió otro Maestro espiritual: Vardhamana Mahavira,
fundador del jainismo. Con una biografía muy similar, casi paralela a la del Buda y habiendo
vivido y trasmitido su enseñanza también en la región norteña del país, Mahavira se
caracterizó en cambio por llegar a la iluminación a través del ascetismo más estricto. además
de la meditación, trabajando para ello durante casi treinta años. En su visión, el ciclo
interminable de nacimientos, muertes y renacimientos al que estaba sometida la vida, era
debido a las impurezas que ella contenía; de las cuales sólo era posible liberarse mediante la
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automortificación, la meditación intensa y la observación estricta del ahimsa, el principio de la
no-violencia, para con todas las criaturas vivas, incluso los animales e insectos.
Resulta notable en Mahavira, así como en el Buda, la gran fuerza y permanencia del
Propósito, el fervor, el “ardor ascético” que, en un caso a través de la automortificación
extrema y en otro del Camino Medio, los llevara hasta la completa iluminación, el Nirvana, la
entrada a lo Profundo.
La secuencia de cuatro abstracciones meditativas materiales y cinco estados o abstracciones
inmateriales, realizada por Buda según la descripción del canon pali, es claramente una
Ascesis. En los registros descriptos en las primeras 4 abstracciones meditativas, observamos
neta correspondencia con los primeros pasos de nuestra Disciplina Mental, particularmente
con los registros de concentración atencional y despeje de la mentación propios del Aprender
a Ver.
En los siguientes pasos de Ascesis del Buda observamos correspondencias notables con los
últimos pasos de nuestra Disciplina Mental. A saber.
El registro del paso 9 de nuestra Disciplina, al ver la forma permanente actuando en todo: la
forma acto-objeto, conciencia-mundo manifestándose en todo como fluir existencial, indisoluble
e incesante, independientemente de la diversidad fenoménica, es muy próximo al registro de
ver la impermanencia en todo del Buda. Ver el surgir y declinar de todo fenómeno manifestado,
sea subjetivo u objetivo, el surgir dependiente del acto y el objeto que lo completa, es ver el
encadenamiento, en mí, en otros, en todo. El registro de ver la intencionalidad actuando no
sólo en la propia conciencia sino en todas las conciencias, es claramente equivalente al estado
descripto por el Buda como “atender a la conciencia ilimitada”.
El registro de anatta, ver la insubstancialidad en todo, tiene las características de la
“suspensión del yo” propia del paso 10: “Ver lo que no es movimiento-forma”. Al buscar el
ámbito de lo que no es movimiento-forma, por desasimiento de todo lo que sea manifestación,
como representación o como acto, puede llegarse al registro de “suspensión del yo”; registro
que parece asemejarse en mucho al descripto como estado de ni percepción, ni no percepción
en la Ascesis del Buda.
Finalmente, observamos plena correspondencia entre los registros descriptos en el último paso
de la Ascesis del Buda y las descripciones de la Psicología IV de Silo en el capítulo “El acceso
a lo Profundo”.
Dice el Buda: “al superar el estado que se basa en ni percepción ni no percepción, el monje
alcanza y permanece en la cesación de la percepción y la sensación”. Lo cual se corresponde
claramente con la descripción del Psicología IV: “Continuar en la profundización de la
suspensión hasta lograr el registro de "vacío", significa que nada debe aparecer como
representación, ni como registro de sensaciones internas. No puede, ni debe, haber registro de
esa situación mental”.
Llegado este punto de la Ascesis, la visión cabal de sabiduría descripta por el Buda se
corresponde evidentemente con la denominada en Psicología IV experiencia de
Reconocimiento, máxima expresión de la conciencia inspirada.
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Síntesis
El modo de acceso a lo Profundo de Siddharta Gautama, el Buda, tiene todas las
características de una Ascesis mental; tanto en lo que hace al Propósito de liberación por la
gnosis, con su fuerte carga emocional, devocional, como a los pasos mismos de la Entrada.
En
los registros descriptos durante los pasos de su Camino Medio de Ascesis, se observan claras
correspondencias con los pasos de nuestra Disciplina Mental; muy particularmente en lo que
hace a la observación atenta de la impermanencia e insubstancialidad de todos los fenómenos
manifestados, tanto subjetivos como objetivos, hasta llegar a la “suspensión del yo” y, más
allá, a la cesación de toda percepción y toda representación.
Así como también en el contacto mismo con lo Profundo, el Nirvana, son claras las referencias
a las estructuras de conciencia inspirada que lo acompañan, en especial a la experiencia de
Reconocimiento. La posterior Proyección de este Contacto, movida por la compasión hacia
todos los seres, para volver a otros en dirección a lo Profundo, llega históricamente a convertir
la Enseñanza del Buda en religión universal.
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Hugo Novotny., 2009.
Bibliografía:
1. Amadeo Solé-Leris - Majjhima Nikaya. Ed. Kairós, 1999.
2. Amadeo Solé-Leris – La meditación budista. Martínez Roca, 1986.
3. Evgueny Torchinov – Introducción al budismo. Curso de lecciones. Ed. Amfora, 2005.
4. Mircea Eliade – Historia de las ideas y creencias religiosas. Ed. Paidós, 1999.
5. Silo - Apuntes de Psicología, Psicología IV. Ed. Ulrica, 2006.
6. Material de Escuela “Las 4 Disciplinas”, Disciplina Mental.